...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Sucre y La Paz, capitales de fiesta

Nos habíamos quedado en Uyuni, donde todos los problemas empezaron. Envalentonados y poco preocupados por el "perfecto" arreglo que nos había hecho Don Vidal, seguimos con alternador remendado hacia Sucre. El tema es que ni bien llegamos ya habíamos sufrido otra avería, y de nuevo en el alternador, sin batería llegamos a nuestro hogar o parqueo (garaje), a dos cuadras de la plaza principal de la segunda capital boliviana.

Lo lindo de viajar por tierra, es que uno atraviesa pueblos en los que la vida es como es, y no se prepara para el turismo, no hay gente hambrienta de vender ni en pose, la gente sólo es, o camina..

En Sucre, encontramos los típicos mercados, y como siempre, Clari quiere meterse entre los productos, le divierte.

Extraño paragolpes el del escarabajo.

Llegamos justo para los festejos del 6 de Agosto, aniversario número 186 de la independencia de Bolivia. Por esta razón, las calles eran una fiesta de colores permanente, desfiles de sol a sol de toda la población, militares, civiles, estudiantes, todos, absolutamente todos en las calles festejando.

De chico le decían cabeza de globo, él no sabía por que.

Si, las mujeres militares son de temer, son rectas, son estrictas y muy frías. La del medio pareciera haber tenido una grave pelea con su novio, a juzgar por su cara.

"Emilioooo, esto está lleno de ninjjasssss".
Esta escena fue dedicada por este loco que prefiere viajar en el techo del auto y con un arma, a Guillermo Francella y Nico, que bien lo imita.

Los amarillos eran menos rigurosos en cuanto a disciplina, los dejaban reir y posar para las fotos.


"Comprá 1 kg de pan y anchoas, para la noche"

Hay unos juguitos que vienen en sachet que son un espectáculo, la señora lo sabe y lo demuestra.

De los mil millones de militares y policías que había en las calles por esos días, justo en la puerta del garaje donde paramos, estaba el Coronel Guido Flores Bellido, y la suerte esta vez nos tiró una soga. Este coronel era el más capo de todo el ejercito de Sucre, y a penas le preguntamos por un mecánico (sin saber que era medio groso porque vestía de soldado) nos invitó a su despacho, que era como entrar al del presidente, buscó en su agenda e hizo venir a un amigo suyo electricista. Éste se llama Nano y gracia a dió, se portó de diez, nos arregló el alternador, el burro y me dejó hacerle las 1385 preguntas que se me ocurrieron, y no se aprovechó al cobrarnos como el cornudo de Don Vidal.

Bueno, en el medio se nos volvió a cagar el alternador, y tuvimos que pasar la noche ahí, al costado de la ruta. A la mañana siguiente un camión nos remolcó y volvimos a lo de Nano, que se hizo cargo y nos arregló todo de nuevo.

En otra entrada habíamos dicho que los caminos de Bolivia no eran taaan malos como se decía, lo decíamos sin haber visto como una máquina vial tiraba toneladas de piedra a la ruta. Al margen de esto no están muy mal las rutas.

Delgado como está, se anima a mostrar sus fibras, y como cae su traje de baño más allá de la raya.

Joaquín se pone de contento cuando está arreglando algo, muy incómodo y muy fastidioso y Clarita le saca fotos.

Llegando a Cochabamba, cuidad caótica si las hay, nuevamente los problemas aparecieron. Esta vez, aparentemente entraba aire por el filtro de gasoil, eso lo solucionamos en un taller. Más adelante, la ventana de adelante se cansó de trabajar y calló para no levantarse, y un poquito más adelante, unas chapas que cubren el motor se destartalaron y también cayeron. Menos mal que en el Automóvil Club de esta cuidad se compadecieron y me prestaron una fosa para hacer los ajustes, y mejor aún que estaba Carlos, porque sin él no hubiera podido arreglar la ventana por más fácil que pareciera de antemano. Ah, olvidaba decir que minutos antes de la caída de la ventana, un camión de los enormes, nos encerró en una curva y le hizo tajo y bollo a la parte de atrás de la camioneta, pero como no quería discutir y tampoco tenía seguro, nos dio 200 bolivianos para el arreglo, que más adelante me cotizarían en 800. Bueno, pero el buen señor que conducía el camión no quería discutir y eso hay que respetarlo.


De ahí a La Paz, tanto nos habían dicho que era caótica que decidimos pasarla por el costado e ir derecho a Copacabana. Claro, una vez más, los planes no los dirigiríamos nosotros, la Westy, con ganas de conocer la capital nos hizo de las suyas, de nuevo sin fuerza, no aceleraba, lo mismo que antes pero no podía ser, habíamos cambiado filtro, ajustado, no entendíamos que pasaba. Y lo que pasaba era que nos teníamos que quedar, y así lo hicimos. El problema real que nos venía persiguiendo era que el tanque de gasoil tenía un par de centímetros de tierra en su interior, y esto no dejaba pasar el combustible, tuvimos que sacar el tanque y vuelta a cambiar filtros.
Esta vez, como tantas otras veces, el cambio de itinerario fue para bien, La Paz es una cuidad para conocer, no es lo caótica que nos contaban, y encima tiene urinales en las plazas.

Un urinal, si todos mean donde se les canta, por lo menos que sea en el mismo lugar debe haber pensado el alcalde.

En nuestro paso por la capital, tuvimos la dicha de presenciar un festival de baile de gran prestigio, donde los premios eran el deseo de todos.
1 er premio: Fideos moño, fideos cinta y un rollo de papel higiénico.
2 do premio: idem 1er premio.
3 er premio: idem 1er y 2do premio pero sin papel higiénico.

El mozo y su partenaire dejaron todo por el premio mayor.

La hinchada estaba loca, aplaudía, se paraban en las sillas y hasta en las cabezas de los compañeros, aunque en esta foto estaban más tranquilos.

Pocas veces vimos tan buen swing como el de la señora de rosa, era hipnotizante.

Hasta que llegó la de negro y azul, ésta si que deslumbró al público todo. Otra vez olvidaba un dato importante, el concurso era organizado por una asociación para la tercera edad, no obstante, el espíritu de los participantes era mucho más jovial que el de muchos veinteañeros.

"Tony" o José Antonio Rojas Madariaga, fue por si solo, la justificación para haber pasado una semana en La Paz, caminando por la calle, nos acercamos a él y estaba vendiendo unos dvds sobre las tierras que le fueron sacadas a Bolivia y otros temas políticos. Interesados por lo que nos podía contar estuvimos hablando un buen rato en el puesto, y en todo ese tiempo vendió dos copias de su investigación que le llevó 8 años llevar a cabo, mientras lo hacía nos contaba que con esta venta, a pesar de ser poca plata, tiraba dos semanas. El tiempo pasaba y decidimos ir a comer, nos llevó a un lugar muy tradicional que nunca hubiéramos conocido de nos ser por que estábamos con él. Habrán pasado 3 horas de una charla demasiado interesante, era como estar delante de un verdadero sabio, cómo hablaba, los consejos que nos daba, con Clari nos pellizcábamos de lo increíble que era la situación, nosotros dos, con una persona así. No salíamos de nuestro asombro y el mozo trajo la cuenta, cuando intentamos pagar, Tony no nos dejó, gastó sus 100 bolivianos con los que íba a "tirar" dos semanas en invitarnos y no dejó lugar a discusión. Así nos despedimos de un nuevo amigo, que al separarnos nos dijo: "Para la amistad no hay edad".

El Chairo, cómida típica que probamos con Tony, es una especie de sopa con muchas legumbres y papas del altiplano con cordero, realmente rica.

La Paz es un gran valle con infinitas casas, unas al lado de las otras, pegadas y sin respiro, a la derecha aparece el estadio donde Argentina se comió 6 en las últimas eliminatorias.


Después de verlo en Potosí y en Sucre, en otros festejos, esta vez por el día de la bandera, lo volvimos a ver a Evo Morales, creemos que nos anda siguiendo los pasos.

Esta vez estaba mejor custodiado, por lo menos éste no está mandando mensajes de texto.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Terremoto de pobreza

"La vida comienza donde empieza la mirada" (autora francesa)

Conocimos a Terremoto en una plaza de Sucre, durante un anochecer de clima casi primaveral. Se acercó a nosotros junto a tres de sus amigos, todos de oficio “lustra botas”. Tres niños, tres cajas con pomadas y tres historias de pobreza. Así es como lo apodamos, Terremoto. Ni siquiera supimos su nombre, se lo preguntamos, pero su distracción casi crónica y mirada enajenada, hizo que solo nos dijera su edad: nueve años. Sus amigos de oficio, no pasaban los 11 años pero sus cuerpos y movimientos reflejaban una alimentación un poco más nutrida a la de Terremoto, cuyos mocos y suciedad parecían ser su vestimenta fetiche. “¡Ah! Pero vos sos un Terremoto!” le decíamos riendo al niño sin nombre. Y como broma de chicos, quienes a esa edad se delatan ingenuamente, estos amigos de la calle le hacían honor a la sinceridad. “Este es terrible, a la noche se caga encima, en la cama”, nos contaba riendo, en forma de burla, uno de los amigos de Terremoto. La mirada del niño sin nombre, se vio envuelta de pudor, nos miró, como buscando saber si lo habíamos escuchado y le replicó a su amigo “¡Callate! ¡No cuentes eso! Y vos te robas toda la plata!”. Entre conversaciones, manís y pomadas marrón y negra, nos despedimos de Terremoto y sus amigos. Ellos intentarían limpiar la mayor cantidad de calzados esa noche, solo habían logrado 5 clientes ese día, muy pocos según Terremoto. Nosotros, en cambio, nos iríamos a dormir, no sin antes comer un plato de fideos y ver una película.

Terremoto puede ser cualquier niño de la calle, de cualquier país y de cualquier ciudad. Pienso, inevitablemente, en mi país. Y pienso que a veces el miedo nubla la razón, el miedo a la inseguridad, a lo diferente, al niño amenazante que camina por la calle como ido. Sí, definitivamente el miedo nos nubla la razón. Hace que crucemos rápidamente de vereda, que nos encerremos en barrios, que cerremos las ventanas del auto, que ni si quiera miremos a los ojos a chicos como Terremoto en los semáforos. ¿Y que pasa con estos chicos, mientras nosotros movemos cielo y tierra por maquillar una realidad que no es?

Terremoto podría ser nuestro sobrino, nuestro hermano, nuestro hijo. Terremoto no eligió nacer con una madre alcohólica, un padre que nunca vio el trabajo y un primo que lo abusa sexualmente. Terremoto no va a la escuela, se junta con sus amigos a lustrar botas y a fumar paco. Se vuelve adicto a esta droga y por su adicción busca desesperadamente más plata. La roba en la calle, a vos o a mí. ¿Qué hacemos con Terremoto? Algunos dirán, producto de ese miedo que nubla la razón: “¡A la cárcel, negro de mierda, me importa un carajo que tenga 9 años! Esto no puede ser, roba y mata. Terremoto a la cárcel!”. Otros, con el mismo miedo pero no la misma razón, entenderán que Terremoto es también víctima de un sistema de exclusión social y la condena carcelaria, teniendo en cuenta las condiciones infrahumanas en las que se presentan, no harían más que excluirlo socialmente. A veces, siento que los seres humanos somos realmente contradictorios. Muchos van a marchas en contra del aborto pero votan a políticos que proponen bajar la edad de imputabilidad, sin importarles que el acusado sea menor de edad! ¿No es matar en vida a ese chico que nunca más va a tener posibilidades de re-inserción? A estos niños se los aparta, se los niega, se los tacha del sistema. Otro sin nombre, sin futuro, sin proyecto, sin esperanza.


Osvaldo Bayer, en su artículo “Llegar a Ser Humanos”, nos da cifras alarmantes sobre la pobreza en el mundo “Una séptima parte de la humanidad está desnutrida, dos mil millones de personas no tienen atención médica alguna, mil millones no tienen acceso a agua limpia, 200 millones de niños son soldados, o están prostituidos, o son trabajadores nómadas o trabajan 18 horas por día tejiendo alfombras. Enfrente, las estadísticas dicen que 1200 personas poseen más del 3 por ciento de la fortuna privada mundial, mientras que la mitad de la humanidad apenas cuenta con el dos por ciento de esos bienes”. Todo esto en un mundo sin soluciones: con poblaciones hambrientas, niños que mueren por falta de comida, un planeta infectado por el mal uso de las materias de la naturaleza, con cada vez más autos de lujo y menos trabajo. La cantidad de ropa nueva comprada en el mundo occidental se ha duplicado en la última década, para no hablar de los aparatos técnicos de consumo, y en Europa y en Estados Unidos el 40 por ciento de la comida sobrante es tirada a la basura…( ).

Imposible venir a Bolivia y no dejarse atravesar por el sentimiento de impotencia ante tanta pobreza. Es considerado el país más pobre de Sudamérica, disputándose el puesto con Haití, en todo el continente americano. En Bolivia la tasa de mortalidad infantil es del 42 cada 1000 nacimientos (en niños menores de un año); hay hambre y miseria en muchísimos rincones de uno de los países más ricos en recursos naturales de toda América.

Muchísimos bolivianos viajan a la Argentina en busca de trabajo y hasta consideran a nuestra patria suelo sólido y desarrollado para lograr sus objetivos. En Argentina los bolivianos, como tantos otros de nacionalidades limítrofes, son los que hacen el trabajo más duro en las fábricas textiles y además deben sufrir la constante discriminación y repudio a sus rasgos físicos o al hecho de ser extranjero.

Creo que es importante dividir la problemática de la pobreza en dos niveles. Por un lado, a nivel macro, está el Estado. El que debería ocuparse de implementar leyes y soluciones para integrar e incluir, nosotros, como gente común y corriente, podemos informarnos profundamente sobre lo que propone cada político y revisar si sus propuestas son acordes al deseo de integración y contención. Por otro lado, desde un punto de vista micro, podríamos preguntarnos qué es lo que hacemos, vos, yo, todos nosotros, para ayudar a construir un país y un mundo en donde todos tengamos posibilidades y derechos semejantes. No sé si, como plantea Osvaldo Bayer, esto se trate de una utopía y el mundo esté destinado a ser desigual hasta el día de su muerte, pero de algo estoy segura y es que no podemos sentarnos en el sillón, esperando que salga el nuevo video prohibido de Silvina Luna mientras miles y miles la pasan realmente mal.

Ojala podamos algún día unirnos para ayudarnos entre todos, vos y yo, que tuvimos y tendremos recursos sociales, culturales y económicos tenemos una responsabilidad…solo es cuestión de imaginarse por un segundo ¿Cómo me sentiría si Terremoto fuera yo y nadie, absolutamente nadie me mirara?

miércoles, 17 de agosto de 2011

Mucha sal, muchos problemas

No teníamos opción. El tour al salar más grande del mundo, conocido como el salar de Uyuni, era caro y no podíamos pagarlo. La única manera de conocerlo era yendo con la Westy. Nos habían aconsejado tener cuidado con la sal, el motor y las ruedas. Pero no había mucho que pensar, teníamos que conocerlo. Este fue el principio de una cantidad de problemas mecánicos que se sucedieron uno tras otro, a lo largo de las siguientes tres semanas de viaje.

Pero no voy a detenerme ahora a contar sobre los vaivenes que tuvimos, sería aburrido. Eso sí, siento que en unos años podría instalar un taller mecánico y atender gente, con posters y calendarios de hombres en torso desnudos, por lo mucho que estoy aprendiendo de alternadores, filtros y burros de arranque.

Bueno, ahora sí, me pongo los anteojos y el delantal de docente: El salar de Uyuni fue parte del lago Minchín, de origen pre-histórico. Cuando el lago se secó dejó como sus restos a dos desiertos salinos, el salar de Coipasa y el mayor, Uyuni. Este mide aproximadamente 10.582 kms y en el medio se puede visitar la Isla Pescado, repleta de cactus que parecerían estar haciendo Fuck You permanentemente o, para la alegría de los creyentes, podrían estar señalando el camino al cielo...


No son muchas las veces que Joaquín acepta darme el volante, cuando es así, voy super contenta y hago oídos sordos a las 1500 indicaciones que recibo de alguien que va sentado al lado mío...ah, ¿quien sos? ¿qué? ¿qué me decís? perdón, no te entiendo...

La bandera luce un conjunto de transparencias que deja entrever el seno del continente americano. Sensual y única entre todas las banderas ¡Qué noche Teté, qué noche!
¡Murray, finalmente la estrenamos!

Acá están los cactus. Elije tu propia aventura: ¿Fuck You o Camino al Cielo?

Siempre me imaginé en medio de una tormenta de Tholem con grisines granizando, pero estar en medio de una tormenta de sal, ahhhh, ¡eso superó todas mis expectativas sobre las tormentas! El exceso de sal que sufrió la Westy hizo que no arrancara por unos cuantos días.

Comienzan los problemas para los viajeros y uno de ellos, heroicamente, es quien se tira debajo de la camioneta meta que meta a ajustar chapas. En las próximas dos semanas nos va a pasar de todo, mmm, lo presiento...

¡Iolé!...Volaré, oh, oh; cantaré, oh, oh, oh, oh; Nel blu, dipintu di blu; Felice di stare lassu!
Y volando, volando felíz, yo me encuentro más alto, más alto que el sol...
Volaré, oh, oh; Cantaré, oh, oh, oh, oh; Nel blu, dipintu di flu; Felice di stare lassu!

Preguntas existenciales en Uyuni. ¿Por qué?...¿por qué no se llama más Mc DLT y se llama Mc Nifica?, ¿por qué no hacen más las hamburguesas con huevo frito? ¿Te acordás, Ani, como nos gustaba esa hamburguesa?. ¿Por qué los sortijeros de las calecitas suelen dar miedo? ¿Por qué la enana Feudale ya no se ríe como antes? ¿Por qué las ballenas tienen testículos que pesan 1000 kgs? No lo sé...


La estación de trenes abandonados en Uyuni es un lugar para visitar de día. Si alguno de ustedes deseara vengar la infidelidad de su pareja o simplemente pegarle un buen susto a alguien, vengan a la estación de noche o miren a las mellizas griegas Xipolitakis a los ojos.

C´est la vie...


La adrenalina del salto te hace recordar que el paso por la vida es efímero, dura un instante y no somos más que una estrella a punto de apagarse...

En Uyuni, como en tantos otros lugares de Bolivia, tienen que hacer cola para recibir un tanque de gas. Lo que para nosotros es algo "básico", para otros implica demasiado esfuerzo físico y económico.

Don Vidal parece ser un viejito tierno y honesto. Don Vidal es el primer mecánico (de una seguidilla de seis) a quien recurrimos. Don Vidal le enseña a Joaquín algunos tips sobre mecánica. Don Vidal nos re cagó con la plata. Don Vidal, la c&% de %&...madre.

Y así termina nuestra estadía en Uyuni, el paraíso de la sal. Me pregunto si a Dios le gustará más la sal o el azucar. Por lo dulce que cuentan que es, seguro que la segunda. Osea que el cielo debe ser como un desierto de azucar, lo que me genera duda es si será azucar impalpable o común. Seguro que la primera, porque a Dios no se lo palpa...¡Chau a todos! ¡Y acuerdense de no comer sal en exceso!

sábado, 13 de agosto de 2011

Potosí, la desgracia de la riqueza

Nuestro siguiente destino era la Villa Imperial de Potosí, todos sabemos desde nuestra época escolar que ahí se encuentra el Cerro Rico, de donde los conquistadores españoles sacaron la plata que movilizaría a todo el "Nuevo mundo" por un par de siglos. Lo que pocos sabemos es que esta cuidad, como la mayoría del continente americano, tuvo la desgracia de la riqueza.
Esta gracia natural que significaba el cerro atravesado de vetas de plata de hasta 2 metros de ancho, fue el imán para los ambiciosos españoles del S. XVI, y los primeros damnificados fueron justamente, sus originales dueños, los aborígenes de esos días que mediante una bula papal, se se había resuelto que tenían alma. Los legítimos propietarios de estas tierras, pasaron a ser los esclavos de los nuevos invasores, y así se forjó a los pies del majestuoso cerro multicolor, la cuidad que en su auge, fue la segunda más grande y rica del mundo.
Hoy en día Potosí, es la nostálgica sombra de su rico pasado, pero a cada paso se puede ver, en sus balcones artesanales desvencijados, o las desmanteladas iglesias que supieron lucir los más deslumbrantes ornamentos, lo irónicamente próspero de su pasado.
Esta cuidad, la más alta del mundo, es impactante, uno puede sentir que se pasea por el pasado mismo, las casas se mantienen como hace 300 años, se puede ver la panadería de la cuadra en lo que había sido la residencia de algún noble ibérico.
Potosí tiene magia, se respira la historia que fue y se vive la presente, no importa que las calles estén infectadas de veloces minibuses y taxis adictos a la bocina, que los cables crucen el cielo sin control, que los puestos ocupen la mayoría de las angostas veredas haciéndolas intransitables o que la basura salga de sus recipientes con normalidad, todo junto hace de este caos de callejones y pasajes un lugar único.

Eduardo Galeano dice en su libro Las venas abiertas de América Latina: "Algunas calles son tan angostas que desde sus balcones enfrentados, la gente puede besarse, o golpearse". Muy acertado.

La casa de la Moneda se construyó a mediados del Siglo XVIII y desde ahí se acuñaban las monedas que se usaban en todo el virreinato y en España. Era más barato estando tan cerca de la fuente de plata y obviamente, la mano de obra les era conveniente por su precio, o mejor dicho, no precio.

Que Bolivia sorprende ya no es noticia, pero girar la vista y encontrar en un quiosco callejero, entre caramelos, chocolates y chupetines, unos pescaditos ofrecidos cual golosina no nos dejó otra opción que el profundo asombro.

Clari no pudo ocultar su felicidad al encontrar las tortas del frustrado casamiento Forlán - Nara, me hizo sacarle foto al carrito del catering.

Balcones y sus calles, gente y sus sombras, todo se encuentra en Potosí.

Esta es una de las treinta y tantas iglesias que engalanan Potosí, la de Jerusalén, que siendo de las más humildes, todavía luce su altar completamente recubierto de oro, este grosero derroche que queda hoy en día aún más en evidencia, se explica en la protagonista complicidad que la Iglesia Católica tuvo en el proceso de sometimiento de los pueblos americanos. Los señores poseedores de todo necesitaban la bendición de los "evangelizadores" para sus atropellos, estos a cambio recibían regalos como alguna imagen repleta de oro y diamantes y si el favor era grande, una iglesia.

El deseo de Clara se cumplió, encontró el vestido de novia de Zaira en un negocio perdido de por ahí. Es el rosa, cortito...

Una calle, linda como todas; la Iglesia de San Francisco, que se debe haber revolcado en su tumba cuando hicieron una tan ostentosa en su nombre; y el omnipresente Cerro Rico de fondo, que según dicen, de tanta extracción de su vientre, hoy mide 200 metros menos que cuando lo encontraron los españoles.

El Niño Predicador peruano que ganó su fama en Youtube creció y trabaja de guía en la Casa de la Moneda, por suerte, contra todos los pronósticos, el ímpetu y amor con que lo hacía perduran hoy en día, y si se requieren pruebas, basta observar a los dos oyentes detrás suyo, con temor en sus ojos al escucharlo.

Marta Minujín, siempre a la vanguardia se sigue superando, en este caso interviniendo en personas, mezclando lo pop y lo folk. Dama de antes, joven de hoy.

Las veredas son así, sin aviso llegan a su fin, hay que rebuscárselas para evitar ser atropellado por un minibus y salvar los oídos de un bocinazo irremediable.


La mayoría de los techos aún hoy conservan las tejas de ayer, es fascinante verlos mezclarse con las cúpulas de las iglesias y los cerros.


Maqueta de diseño III, realizada por Tomi Palacios. ¡ Feliz Cumpleaños amigo!

Cualquier hora es la hora para andar las calles potosinas, la mañana, la tarde o la noche, todas tienen su matiz perfecto.


Como decía antes, estábamos al pie de las famosas minas de Potosí, y los operadores turísticos ofrecían sin descanso tours hacia su interior. Decidimos ir, para entender como es el trabajo, pensamos que a pesar de ser un tour preparado para los turistas, podíamos llevarnos una idea de lo que es el trabajo en la mina.
Todo empezó con un paso por el mercado para comprar regalos a los trabajadores, y hasta ese momento todavía teníamos el ánimo alto, nos reíamos de estar comprando alcohol etílico como nos indicaba el guía. No nos habíamos imaginado lo que vendría.
Entramos en la boca del socavón y en seguida sentimos un viento helado que daba escalofrío. Empezamos a caminar por el túnel y oímos el grito del guía advirtiendo que nos corriéramos a un costado para dejar pasar un carro de una tonelada que pasaba a toda velocidad empujado por los primeros mineros que veíamos adentro. En ese momento entendimos el peligro que significaba estar ahí. Los relatos de nuestro instructor seguían con comentarios que metían miedo, los accidentes de desprendimiento de roca, de carros sin freno que quebraban huesos, o peor, de los efectos tan nocivos de respirar el sílice constante en el aire espeso por un tiempo prolongado. El pensamiento inevitable invadía nuestras cabezas, a medida que bajábamos y el aire faltaba agradecíamos que lo nuestro era una visita de algunas claustrofóbicas horas, pero podíamos salir. La gente que veíamos correr, picar o detonar, estaba "condenada" a la mina, de ellos, la gran mayoría, llegarían a los 40 con los pulmones desechos, casi sin dientes y con una esperanza de vida poco alentadora. Los mineros, si bien hoy trabajan en cooperativas de las que ganan porcentaje, mantienen las condiciones laborales desde hace siglos, como es peligroso comer dentro de las minas por los polvos venenosos del aire, mascan hoja de coca desde la mañana hasta la tarde cuando salen, inhibiendo así el hambre, la fatiga y cualquier alarma que el cuerpo mande para prevenir un colapso físico. No podíamos dejar de pensar en el privilegio de poder salir.

En muchos casos, los mineros son chicos de tan sólo 13 años.


Las caras lo dicen todo, pocas risas, falta de aire y oídos atentos.

El Tío o el Diablo, es el dios en el que creen los mineros cuando están adentro. Le ofrecen alcohol, cigarrillos y coca para trabajar con su perdón. Lo triste de esto, es que esta deidad fue impuesta por los mismos abusadores españoles, que para atemorizar a los trabajadores inventaron esta poderosa figura y éstos, sabiendo de su origen, lo respetan y adoran.

La vestimenta de las collas, en rigor de verdad, no les pertenece, por lo menos la originalidad. Estos atuendos que hoy usa la mayoría de las mujeres del altiplano boliviano fueron impuestos por Carlos II, entonces rey de España, imitando a los trajes de las mujeres valencianas de la época.

Encantadora de palomas.

Una escena común..

Estos son los inconmovibles y aguerridos guardias de un importante dirigente del país, muy concentrados están cuidando de la integridad de su jefe.

Sí, de don Evo Morales se trataba. Lo vimos en la plaza, y la negligencia de sus guardaespaldas, que se mensajeaban en vez de cuidarlo, no pudo evitar que la turba le arrojara papel picado en la cabeza. No sabemos si jugaron a la piñata, si la de la guirnalda hawaiana cumplía años o qué pasaba, pero Evo, el presidente salió así.

Tengo debilidad por la tercera edad en las plazas.


La noche, el cerro, los tejados y alguna cúpula, no hay ángulo que le quede mal a Potosí.

Para despedirnos, y ante la cercanía del aniversario patrio vimos infinidad de desfiles de escolares, pero lejos, el que más nos enterneció fue el de estos pollitos patriotas.

Son increíbles.