...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

martes, 21 de agosto de 2012

De los volcanes a Puerto bis

Bueno, bueno, bueno, cómo seguir escribiendo sobre nuestro paso por este país si ya dijimos todo, especialmente de las personas que acá viven. Lo escaso de los kilómetros que separan algo lindo de algo más lindo invita a rodar y rodar, por eso después de pasar del  Caribe a las tierras altas, de ahí al Pacífico, por qué no volver al centro. Ahí fuimos, con la ilusión de ver un cráter de volcán y tener la suerte de que entre en erupción después de un largo letargo, al Volcán Irazú. 
Como podrán deducir sólo los más sagaces lectores, el único que eruptó fui yo, y por eso podemos contar este capítulo de nuestra expedición al norte.
En adelante para referirme al famoso volcán, puede que lo haga llamándolo "volcán" o "el Irazú" para no tener que recurrir a largas denominaciones cada vez. 
Era una prueba de fuego, para nosotros, pero sobre todo para nuestro fiel corcel, la Westy. El último tramo de altura había sido en la época del altiplano boliviano y el sur de Perú, donde cada noche teníamos que posarla en la parte alta de algún barranco para poder deslizarla a la mañana y así seguir.  En fin, llegamos a la puerta del parque nacional de "el volcán" y por ser domingo había más gente que en el velorio de Lady Di, por ende, decidimos pasar la noche a más de 3000 m.s.n.m. ERROR, la bujía de pre-calentamiento que cambié no sin cantidad de esfuerzo no actuó como esperábamos. Otra vez a lanzarla pa abajo.
A todo esto, el calor nos dio una linda tregua y pudimos disfrutar de una tarde bien bien fresca, guiso de lentejas, medias de lana y frazada. Por esta razón, sólo por lo particular del caso (tornillo en Costa Rica) decidimos mostrar la intimidad de nuestro lecho.
Esa noche dormimos en el estacionamiento del único restaurant del lugar. Al día siguiente, los dueños, Federico y Leonor nos dejaron quedar ahí y nos invitaron a desayunar, pero no contentos con eso, nos guardaron mucha comida para cuando pasamos de vuelta, con hambre y frío después de subir al volcán. Este es sólo uno de los ejemplos de la gran hospitalidad de los costarricenses. Tenemos una foto con ellos, pero quebrantaría la antiquísima ley que imponen las mujeres de mostrar fotos que ellas no aprueban. Por suerte, existe la imaginación y cada cual puede, en este momento, imaginarlos como quieran. 
Es muy común encontrar viajeros (que quede claro que no los juzgo por lo que voy a decir) que hablan mucho del viaje-maestro, y de todos los aprendizajes que uno puede adquirir viajando largo. Yo voy a decirlo, no aprendo a tomarme los contratiempos mecánicos con sabiduría, ni mucho menos con humor, NO aprendo. Me molesta, me transformo, me vuelvo huraño. Aunque dios existiera, bajara (o subiera según lo que esté haciendo) y me dijera que esto se va a solucionar, así y todo, mi fastidio perduraría intacto por un buen tiempo. Por eso, y a pesar de mi indignación, Clara me sacó la foto. Después de tirarla marcha atrás esquivando cercos y pozos, no lograr arrancarla y quedar en el fondo de dos bajadas (imagínese una letra "u" y a la Westy en la parte inferior) y sin posibilidad de empujarla, tuvimos que recurrir a la linga y esperar que dios, en vez de bajar a decirme que se iba a solucionar, nos mandara algún buen tico o tipo con una camioneta y nos jalara barranca arriba. 
Por suerte, el tico con camioneta  pasó, pudimos arrancar y llegar al cráter, que es impresionante pero debo decir, da ganas de bajar y ver más de cerca. A este parque también entramos gracias al ICT, y teníamos la presión de sacar buenas fotos para ellos. Misión que parecía difícil si no imposible por las nubes que acechaban. 

Dicen, los que se atrevieron a atravesar la densa niebla, que allá, en el más allá hay una gran kermés llena de juegos varios, exclusiva para contadores que ya se aburrieron de contar. Clari, lejos de ser esta clase de ser humano racional, decidió no traspasar el límite, por eso, querido lector de blog, la verdad quedará velada a nuestros ojos al menos hasta que alguien se anime.
No, no bajamos más, es el efecto del zoom. El cráter se ve desde una altura de 500 mts. aproximadamente.
Desesperado, sin alimentarme, sin dormir, sin beber, sólo tenía espacio en mi mente para buscar algo a lo que sacarle una buena foto. Aquí, retratando la conversación entre estas dos bellas flores. El que quiera saber sobre el eje del debate, que escriba un mensaje debajo de este post y en privado le responderé. No quiero aburrir a los que no le interesan este tipo de charlas.
En un santiamén y después de unos pocos giros, la primavera había vuelto. El abrigo fue fugaz y volvió a la eternidad del fondo del ropero.

Aprovechando la bonanza del clima del valle de Orosí, decidimos dar una vuelta antes de encarar otro gran volcán. Este valle tiene un lago y alrededor hay un grupo de pueblos muy lindos para pasar unos días. Esta es una escena típica, para que el que lea pueda entrar un poco más en la vida íntima de nuestro viaje. Yo me levanto, abro la puerta, Clari sigue durmiendo un rato y para cuando está lista para abrir los ojos, puede contemplar directamente el río en este caso o el mar la mayoría de las veces. Se puede hace click y ver la forma en que dormimos. (No estoy seguro de que mi querida mujer esté de acuerdo con este acto exhibicionista que acabo de hacer) 
En uno de los márgenes del lago encontramos las ruinas de Ujarrás, que para ser más preciso, voy a aclarar que son las paredes de una iglesia de algunos siglos de antigüedad. Igualmente el lugar que la contiene está tan prolijo y cuidado que vale la pena ir y pasar un rato.
Eso sí, antes de entrar hay que leer un sin fin de condiciones a las que hay que sujetarse, entre las que figuran las escenas amorosas. Así que cualquier tórtolo enamorado, cuídese en este tipo de lugares o puede ser duramente reprendido.
Subiendo al otro volcán, que en adelante llamaré Poas o volcán a secas, nos volvió a pasar lo mismo. Pedimos permiso para dormir en el restaurant Chubascos y no solo nos dejaron sino que nos demostraron una vez más que la gente de este país es muy generosa y dispuesta a ayudar a la gente. ¡Muchas gracias a Inti y Gerardo!.
El Poas, por suerte, está activo. Con esto, si bien seguían siendo bajas, las posibilidades de erupción crecían, pero nada pasó. Sólo un humo que se movía con los caprichos del viento.
Este cráter se puede ver más de cerca, pero uno se queda con las ganas de entrar más. Eso es lo único que podría pedirle a los volcanes de la zona, que sean un poco más receptivos y dejen meterse a la gente. Que aflojen con el azufre, con los gases y que sean más abiertos.
Una hoja de "Paragua de pobre". Así se llama esta noble planta.

De ahí, satisfechos ya con el frío de la altura de estas cónicas montañas, volvimos a San José, a nuestra base de operaciones que fue la casa de Guido y Pato. Con ganas de seguir haciendo cosas en este increíble país, surgió gracias al ICT, volver a Puerto Viejo de Talamanca, a conocer por dentro la comunidad indígena Bri Bri. Eso, sumado a que en este punto caribeño habíamos dejado un mes atrás varios nuevos amigos, decidimos hacer algo que pocas veces habíamos hecho, deshacer el camino andado. 
Tanto era el entusiasmo, que mi machismo al volante cedió y Clari hizo algunos kilómetros. Igualmente, para ser sincero, tengo que aclarar que la alegría duró poco, el cansancio hizo lo que muchas veces hace. Atentó contra el buen talante y metió cizaña entre nosotros. En tren de ser sincero, tenemos que decir, que no todo es color de rosa, la convivencia en un viaje así es tan intensa y constante que hay momentos y momentos. En fin, esta acotación la hacemos porque muchas veces creemos que el amor tiene mucho marketing. No hay solo goce en el amor, no todo es risa, no todo es alegría. Hay que entenderlo y hay que decirlo, en las relaciones, en las transparentes, también hay desencanto, momentos amargos, ratos de cansancio. Pienso que por creer que la vida en pareja puede ser así de ilusoria, las frustraciones son tantas. Puedo decir todo esto, porque con Clari nos dimos cuenta, más temprano que tarde, que como en la vida, nuestra pareja puede tener momentos menos felices que otros, pero sabemos que siempre volvemos. Por eso agradezco la pareja que tenemos, y tengo esperanza en que podemos seguir creciendo, porque intentamos aceptar la aspereza de rutina como parte de algo más grande y más lindo, que no podría ser sin sus lados flacos. Bueno, por lo visto seguí con el exhibicionismo.
Esto parece un deja vu, pero no lo es, volvimos a Puerto viejo, a la playa Arrecifes. Pero esta vez, no dormimos ahí, nuestros amigos dejados, Ale, Bebi, Mati y Ana, seguían en un hostel y nosotros dormíamos ahí, pero lo mejor de todo es que había más personas para disfrutar.
Pequeño tiburcio, lo más rico que sale del mar.
Marito era una de las nuevas caras que después pasó a ser nuevo amigo. Él es de esas personas que es bueno tener cerca, siempre con una mirada positiva de las cosas. Las vueltas de la vida son así, nos conocíamos desde hace años pero nunca habíamos cruzado demasiadas palabras. Y a miles de km de nuestro país, nos conocimos en otras circunstancias y a la hora de despedirnos fue como saludar a un amigo de siempre.
Otro, el Pelado, que le dicen Pancho pero se llama Damián (que era pelado desde hace muy poco tiempo), un viajero empedernido, motoquero y solitario, que había decidido quedarse en Puerto un mes para producir sus artesanías. Hacía de a cientos de pulseras por día, no paraba, pero siempre estaba ahí, escuchando, acotando. Otro amigo más para no querer irnos. Así también por el, los pocos días que planeábamos quedarnos, se convirtieron en veinte. De nuevo, Puerto Viejo no nos dejaba ir.

Que lindo es ver un perezoso moviéndose, tenerlo a tiro de cámara y además que sea un cachorro.
Los días pasaban y más nos queríamos quedar. Fue lo más parecido a Verano del 98 que viví.

Acá me empezaba a creer buen trepador, hasta que podría hacer el doble de riesgo en la próxima película de Tarzán.
Hasta que llegaron estos dos, con claras habilidades de primate para hacerme caer a la realidad. Si o si los tomarían a ellos primero.
Buena foto (Lo puedo decir porque es de Clari)


El es Jose, vendedor de pipas (agua de coco) de Punta Uva, un maestro. Me quería serruchar el piso, le decía Barbie o sirenita a Clari, le preguntaba cómo estaba con un tiburón como yo, pero después de todo nos regalaba algunas pipas, o salía a vender nuestras remeras a la gente. Como nos quedaban sólo de niños, a las parejas que no los tenía las instaba a hacerlos para que nos compraran. De más esta decir que no convenció a nadie ese día. Igual, le agradecimos el intento.
Ellos son Juan, Guille, y el Oveja. Otros argentinos que estaban viviendo ahí. Guille nos alojó en su centro de buceo cuando nos invitaron a irnos del estacionamiento del hostel en que estábamos. El es argentino, pero se ve que con varios años de vivir acá ya se le pegaron las buenas cualidades de los ticos y nosotros no podemos más que agradecerle. Por todo lo que vivimos en Puerto Viejo nos fuimos con las ganas de volver algún día, cuando uno la pasa tan bien es imposible no encariñarse también con el lugar.
Por último, yéndonos pasamos por Cahuita, lugar de la leyenda del Calypso Walter Ferguson. Pasamos por su casa y nos invitó a sentarnos con él. Ya no toca más porque sus manos no se lo permiten, pero un rato de charla fue suficiente para sentir el privilegio de estar con una leyenda viviente. Recomendamos escucharlo al que no lo haya hecho.
Bueno, como todo, este post también llega a su fin, escribo desde Nicaragua, porque además de estar atrasados (intentaremos arreglar esto) nos fuimos repentinamente de Costa Rica, después de más de dos meses de pura felicidad. 
Gracias por acompañarnos, a todos. Todavía queda más de Costa Rica por contar, pero será la próxima porque la cama me espera.

jueves, 9 de agosto de 2012

Animalada de secretos


Bajo un centenar de palmeras y osos perezosos se esconde nuestro secreto. Ya no podemos seguir ocultándolo. Se trata de una confesión que hace mucho no hacíamos y hoy, entre una animalada de amigos que nos abrazan y acompañan, sabemos que en vano sería soterrar a este silencio que, como tal, siempre pujará por hacerse voz.
¡ESTAMOS ENAMORADOS DE LOS TICOS!
Listo.
Lo dijimos.
Nuestro secreto no tendrá el mismo lustre que el de un sector de la iglesia católica, especialistas en el arte de lo furtivo (institución que, dicho sea de paso, nunca merecerá por mi parte el respeto de aquellas palabras que en sus iniciales llevan mayúsculas). Pero el nuestro era un secreto al fin y lo compartimos con ustedes para que todos los que se detienen a acompañar nuestro trayecto americano, conozcan esta verdad: ¡Los costarricenses o "ticos" son gente de puro corazón, de pura vida, de pura generosidad!
Pero no es mi intención irme por las ramas, esa es la labor de los tantos monitos de la zona. Perdonen nuestra insistencia con los monos, es que estos animalitos son tiernos y graciosos pero sobre todo, evidentes familiares nuestros, salvando algunas diferencias. Ellos trepan pero no son trepadores, se comunican pero no son charlatanes, viven en comunidad pero comulgan, comen fruta pero no la venden y...no visten de seda (me pidieron fervientemente que aclare este malentendido: ellos NO visten de seda. NO-VISTEN-DE-SEDA)

Claro. Lo supuse. Sabía que si me convertía en la mensajera de los monos, otros animales aprovecharían la ocasión para subirse a la ola justiciera de difamaciones terráneas. Uffff. Bueno. ¿Qué quieren que les diga a los lectores humanos?. (Aguarden un segundo queridos lectores, que acá tengo al pelícano susurrándome al oído algunas indicaciones que desea sean transmitidas). Si. Mmmm. Si, si. Entiendo. Es complicado, pero tenes razón. Claroooo. 
Disculpen. Acá estoy amigos. ¡Atención, atención!.¡Tengo algo que comunicar en nombre del pelícano!. El picudo asegura haber patentado todas aquellas palabras que comienzan con "PICO" y sus posibles derivados. Está convencido que "pico dulce", "pico y pala", "cerrá el pico" y "pico y me elevo" son frases y palabras de su autoría. ¿Eh?...¡No, pará!¡estás exagerando pelícano!. Estás abusando de mi confianza y la de todos nosotros. ¿Como me vas a decir que "Pica para todos los compas", "Pilcomayo", "Picazón" o "Picor" son derivados de "pico"?. No. Olvidate. No pienso transmitir este mensaje. Sos igual de chanta que Silvio Soldán. Arreglatelas solo. 

Las distancias en Costa Rica son, como en el resto de Centroamérica, lo suficientemente cortas, lo que permite a uno transformarse en resorte y sentir lo agradable de ir y venir, venir e ir. Del Caribe, al Pacífico, del Pacífico al centro del país, de nuevo al Caribe y porqué nó, al Pacífico sin fin. Gracias al Instituto de Turismo de Costa Rica (I.C.T), con quienes nos pusimos en contacto ofreciéndoles nuestros servicios de fotografía, pudimos tener la suerte de conocer lugares en el país como el Parque Nacional Manuel Antonio, una belleza al natural que, en su condición de pureza, no contiene conservantes ni aditivos, solo algunos senderos señalizados, servicios sanitarios y carteles que buscan generar conciencia del cuidado ambiental.


En Manuel Antonio conocimos a Adrián, de Iguana Tours, que nos recibió y apadrinó durante toda la estadía. Como todos los costarricenses (o ticos) que venimos conociendo, Adrián nos emocionó por su simpatía, generosidad y apertura. Iguana Tours es la agencia de turismo más conocida en Quepos, pueblo que antecede a Manuel Antonio, y tiene en su amplia cartelera de actividades, propuestas como cabalgatas en la playa, rafting, cruceros, visitas al Parque Nacional, kayaks, vistaje de anfibios nocturnos, etc. ¡Muchas gracias Adrián por tu ayuda!.


Las tormentas eléctricas son típicas en esta época del año en Costa Rica. No voy a negarles que muchas noches siento miedo al dormirnos. Pasa el tiempo y más chiquita me siento ante la grandiosidad de la naturaleza. 
Gracias a Iguana Tours pudimos hacer una cabalgata y la expedición no solo incluyó el paseo a caballo sino una caminata hacia una refrescante cascada. En el camino pudimos avistar extraños fenómenos de la naturaleza, entre ellos al "Hombre Cangrejo", un ser humano cuyas características corporales y de conducta se asemejan a las de un cangrejo. La National Geographic ha intentando durante años dar con el paradero del hombre cangrejo pero nadie (salvo nosotros) lo ha visto, por eso, creemos ser verdaderos privilegiados del hecho. Además de cavar pozos en la arena y caminar de costado, Ricardo Cavanas, como solía llamarse antes de transformarse en cangrejo, se alimenta de huevos de pescado y aborrece el contacto humano, condición que lo lleva a ser escurridizo y veloz en su capacidad de esconderse. Cuando se le pregunta a la madre de Ricardo Cavanas por la bizarra elección de vida de su hijo, la mujer suele responder: "Ya desde niño que Ricardo mostraba tendencias crustáceas. Con su padre decidimos apoyar la elección y creo que fue acertado. Todos mis hijos fueron libres en sus decisiones. Ricardo quiso ser cangrejo y creo que ha demostrado tener condiciones para serlo".

Costa Rica nos sorprende por la clara y firme postura que mantiene como país en relación al cuidado ambiental, aún así, hablando con algunos habitantes también podemos conocer otras facetas y opiniones acerca de esta tendencia, especialmente sobre aquellas carencias que el Caribe costarricense presenta en comparación al Pacífico o áreas centrales. No voy a detenerme ahora a compartir las problemáticas que azotan a los pueblos caribeños, en las próximas publicaciones vamos a contarles detalladamente del tema, con el privilegio de contar con la voz escrita de uno de los músicos más legendarios de Costa Rica, el mágico mundo del Calypso, por Walter Ferguson. 

 Lo que sí puedo contarles es que, a poco tiempo de cumplir un año y medio de viaje, sentimos por momentos, la mirada fatigada y la monotonía de lo incierto. Intentamos que aquellas etapas somníferas vuelvan a transformarse en la despabilada curiosidad de los primeros tiempos de viaje, donde solo había lugar para la dulce sensación de lo novedoso. Afortunadamente, siempre terminamos encontrando motivos para despertar al corazón, necesitamos ir al encuentro de aquellas personas o situaciones que nos confirman, día tras día, que la humanidad no está tan desvirtuada como los medios de comunicación nos muestran. Que ningún país es el Ideal de Nación, que en todos, absolutamente todos los lugares por los que anduvimos, el corazón humano es el mismo y por lo tanto, ocurren las mismas situaciones de amor y desamor, tan propias de nuestra raza. 

El deporte por excelencia en Costa Rica es el fútbol. En cada uno de los pueblos de este país se puede encontrar una cancha de pasto verde, excelentemente mantenida. En general la cancha de fútbol ocupa el lugar de "plaza" y se las puede encontrar frente a la iglesia principal de cada pueblo. La "mejenga" es la manera que tienen los ticos de jugar este deporte. En un mismo partido pueden observarse jugar a más de treinta personas, incluso a veces, hasta las mujeres participan. Ya saben. Los argentinos que acostumbran a desplegar su machismo en el truco o en el deporte deberán flexibilizar sus estructuras mentales y acatar nuevas formas de si desean jugar al fútbol en este país.

¿Como es posible que Joaquín sostenga a un mono capuchino de esta manera? En El Silencio, un pueblo rural de escasos pero comprometidos habitantes, se trabaja especialmente para generar conciencia sobre posibles formas de vida que sean sustentables con el medio ambiente. No solo tienen su propia moneda (UDIS), utilizada dentro de la misma comunidad y con fines solidarios, sino que lograron armar una reserva para el cuidado de animales que, por alguna razón, se encontraban en riesgo de vida (quizás habían sido robados para fines domésticos, por ejemplo). En la reserva hay guacamayos, cerditos, monos, etc. Los encargados de velar por la re-inserción de estos animales a su medio original de vida, nos contaban que algunos monos, aves o cerdos ya no conocen otra forma de vida que la doméstica, por eso pueden acercarse a uno y prenderse a los dedos, como este monito hizo con Joaquín.





¡Se abrió el kiosco!. ¡Remeras de por América andando a la venta!.
Una idea para nada original, por el contrario, muchos viajeros lo hacen y por eso no pretendo acapararla como propia. Gracias a estos dos vendedores, quizás los más buenos que conocimos en el mundo de los locales de ventas (¡tenían que ser ticos!), imprimimos una serie de coloridas y variadas remeras con el dibujo de la Westy. ¡Cuqui, te ganaste una por haber sido el creador del ya multi-facetico logo!
¡Para adultos, niños y próximamente, musculosas para las mujeres!
Postales, stickers y remeras del viaje. Una nueva manera de andar. Joaquín, contento por haber vendido la primer remera. Yo, por mi parte, recordando, gracias a los sorpresivos mecanismos de engranaje y selección de información de la memoria emotiva, aquellos años infantiles en que vendíamos, junto a mis hermanos, limonada a los vecinos del barrio o caracoles en un balneario de Miramar. 

Queridísmos y pacientes lectores, regulen la velocidad...frenen y apaguen el motor. Acabamos de llegar a San José, a la casa de Pato y Guido, amigos que nos recibieron como si lo fuéramos de toda una vida. Su casa, nuestra casa. Así nos hicieron sentir durante la triple estadía en su reciente hogar tico. "Hagan base acá, vayan y vengan cuando quieran". 
Pato nos ayudó a lavar la Westy. Desinfectante, lava vidrios, aspiradora, trapo...una limpieza facial profunda, después de haber estado más de 20 días en la playa. Ya le empezaron a salir hongos y manchas oxidadas a la pobre. ¡A embellecerla se ha dicho! (La envidio un poco. Si. así como no niego el miedo a los rayos, tampoco les voy a negar mi deseo por una tarde de spa. Si. ¿qué?. No soy ni una guerrillera revolucionaria, ni la amante del Che, tampoco una monja cuyo único motivo de interés es cultivar su ser interior o una despojada total que llegó al sumum de la verdad, soy una mujer que viaja y a veces sueña con sacarse los puntitos negros de la piel y de paso hacerse un peeling con piedra de diamante, masajes y máscaras faciales de chocolate o queso cheddar).

Pato, una ídola, colaborando con la causa. Está claro que nuestra amiga ya quiere a la Westy, la abraza y toma de las manos en señal de amistad y complicidad.
Un domingo cualquiera, cual domingueros, decidimos pasear por el centro de la ciudad. Mucho había oído hablar de San José y como persona sincera que demuestro ser en esta entrada (por compartir con ustedes mis más transparentes miedos (a los rayos) y deseos (al spa)), voy a aceptar que todo lo que me habían dicho de esta ciudad no era precisamente alentador. Perooo, peroooo ete aquí que....¡no hay sentimiento más lindo que el de la...sor-pre-sa!. ¡Si!. ¡Sorpresa!. ¡San José nos gustó mucho!. Guiarse por las opiniones ajenas, me confirma una vez más que es una total salaminada (uy, como extraño el salamín. Escribí "salaminada" y me acordé del salamín, otra cosa que añoro). San José es San José en estado natural. La gente común y corriente camina por la calle, compra en los mercados la fruta y la verdura, sonríe, es atenta. Juegan al ping pong, al ajedrez, al uh-la-uh-la, se menean, disfrutan el fin de semana en familia. Podemos observar cultura y tradición, colores y movimiento. Me encanta caminar por sus calles y respirar ritmo, vida. San José, en mi opinión (recuerden que puede ser una salaminada si la tenes en cuenta como ajena), es una ciudad bella, típicamente centroamericana.
Pato y Guido compran flores para su casa nueva. En el mercado de agricultores conseguimos fruta y verdura de la mejor calidad y a buen precio, ideal para nuestras comidas, la mayoría a base de vegetales. (Disculpen el realismo de este párrafo es que estoy cansada y Joaquín me espera ansioso para transformar el sillón de la Westy en cama y dormirnos de una buena vez).

Lo que les contaba. La gente en San José juega al ajedrez en cualquier parte y a cualquier hora. Tengo entendido que esta pareja, novios hace más de cinco años, no saben que hacer con su destino. "O nos separamos o nos casamos", le habría dicho el. "¿Por que eres tan drástico, Manuel Antonio?" le respondió ella. "¿La vida acaso no lo es con nosotros?. Como que me llamo Manuel Antonio que en la partida de ajedrez definiremos nuestro destino, Josellie". "¿Pero que sucede si el resultado no es el que nosotros deseamos?", contestó ella cabizbaja y algo resignada a la terquedad de Manuel Antonio. "El resultado sera el que tenga que ser y lo aceptaremos con alegría, Josellie. Ahora, déjate de tonterías y juguemos. Suerte".
Lamentablemente no pudimos conocer el final de esta historia. Manuel Antonio y Josellie terminaron la partida de ajedrez y se retiraron de la plaza, abrazados y sonrientes. Da igual. De todas formas, cuando el destino de uno se entrega a la suerte de una jugada y se deposita más fe en la partida que en la propia vida, el resultado, sea cual sea, siempre conformará al vulnerable. ¡Jaque mate!







La fiesta del domingo en San José se refleja en todas las actividades propuestas por la ciudad. El uh-la, uh-la, definitivamente, una de las mejores. 
Guido se detiene a pensar sobre la influencia de IBM en el mundo.

¡Gracias Pato y Guido por recibirnos en su casa!. 
Pizzas caseras, cumbia, ron, picaditas, mate, charlas y encuentros...todo eso nos llevamos de recuerdo. Guido, al momento de esta foto, vos estabas corriendo con tus zapatillas amarillas y midiendo las mil rotondas de tu barrio. Momento de mujeres y amigas. 

La tarea de detective e investigadora de lo humano me lleva a descubrir secretos imposibles de conocer por otras personas. En este caso, por tratarse de ustedes y no del falso Batman,  voy a compartir una serie de hipótesis pertenecientes a la investigación de esta fotografía. Eso si, les pido por favor que no se escandalicen cuando se enteren de la verdad y por supuesto, no la divulguen, pues echarían por la borda años y años de trabajo humano.
Comencemos. A simple vista estas dos personas son...¿ancianas verdad?. Mmm. ¡Error número uno!. Observen por favor, con detenimiento, la gorra blanca que lleva puesta la "anciana" de la derecha. Como detective de lo humano puedo decirles que esa gorra, en realidad, pertenece a una mujer mucho más joven, de unos 30 años quizás. Bien. Gorra jovial. Primer signo de sospecha. Sigamos. Observen la camisa azul que lleva puesta la "anciana" de la gorra blanca. Es una camisa de talle L y la mujer en realidad, lleva talle S. Otro signo de sospecha. Queridos lectores. Estamos ante la presencia de la clásica mujer envenenadora. Si, como leen. Esta mujer en realidad tiene 25 años de edad. Pudo acceder a una máscara costosísima que le otorgó la apariencia de una anciana y su plan en deshacerse de su marido, un anciano (real), 40 años mayor a ella. Vendría a ser un caso similar al de Flavia Palmiero y Franco Macri, el padre de Mauri. (Les cuento otro secreto: Flavia estaba por matar a Franco pero este se le adelantó y contrató a nuestra competencia para que la desenmascarara.)
Para despedirnos de San José, el Teatro Nacional de fondo, una niña pidiendo a su padre un helado de crema y frutilla y la próxima visita a dos de los volcanes más conocidos del país, el Irazú y el Poas. Pero todo eso, en la próxima. Acepté mi miedo a los rayos, mi deseo por una tarde de spa y ahora les acepto que no tengo la más remota idea sobre cuando publicaremos la próxima entrada (a cargo de mi marido, a esta altura impacientado y al borde de la desesperación por solicitarme YA hacer la cama para irnos a dormir).
Amigos, amigas...me despido. Espero hayan apreciado mis aceptaciones más sinceras. 
¡Los queremos mucho!
....y ya que estamos en Costa Rica...¡Pura Vida!